Por. Nicolás O. García
Siempre fue un provocador, y le encantaba dejar al público impactado en cada una de sus presentaciones, es por eso que siempre es interesante recordar como solían ser los shows en los que presentaba cada una de sus colecciones, con un sello característico que mezclaba la alta costura y los detalles perturbadores a los que nos tenía acostumbrados.
Para ello nos trasladaremos a 1995, a una de sus colecciones más polémicas, y que causó controversia sabido el nombre que esta llevaría: «Highland Rape», algo que en español sería como violación de las montañas. Y como si no bastara un nombre así, el espectáculo también causó bastante revuelo, ya que las modelos en la pasarela tenían una actitud un poco extraña, algunas bastante sexualizadas mientras otras caminaban de manera errática, y además varias de las prendas estaban rasgadas.
La prensa no tardó en acusar a McQueen de misógino, y de glorificar la violación para llamar la atención, atraer consumidores y vender. Sin embargo todo era una mala interpretación de parte del público, ya que el diseñador salió a aclararlo todo, siendo enfático en que al hablar de violación no se refería a una agresión sexual como tal, sino un comentario visual sobre la «violación» a Escocia por parte de Inglaterra. El concepto iba mucho más allá que el significado remoto de la palabra violación, abarcaba un contexto histórico bastante más amplio, haciendo guiño a la herencia escocesa de McQueen a la cual quiso honrar.
La parte final del espectáculo fue dramática tal como lo era cada uno de sus desfiles, dos modelos caminaron por la pasarela simultáneamente: la primera llevaba un top negro y de su cuello sobresalían plumas que ocultaban su rostro casi por completo, en una actitud agresiva y confiada. La segunda llevaba un vestido negro ajustado desgarrado en el pecho, luego la mujer tropezó débilmente mientras la modelo de las plumas la miraba desafiante al final de la pista. Las imágenes eran obvias, la primera modelo representaba a Inglaterra y la segunda a Escocia, que había sido sacudida hasta el fondo. La capacidad que tenía Alexander McQueen de realizar performances teatrales al momento de exhibir sus prendas era única, y tenía una especial astucia para no dejar el mensaje tan explícito para que el receptor pudiera interpretarlo libremente; cosas que hoy seguimos extrañando luego de su fatídica muerte en 2010, pero que nos entregaron momentos que hoy recordamos nostálgicamente.