Por. Javiera Acuña
Al pensar en Gaspar Noé, lo primero que se nos viene a la mente es películas cubiertas de un manto de violencia y sexo, brotando sin filtro y provocando más de una polémica y deserción de público indignado.
Así fue con Irreversible (2002), película que no dejó indiferente a nadie, con una cruda escena de violación de nueve minutos, en una sola toma, sin cortes. Como también con la pelicula Love (2015), donde vimos una eyaculación en primer plano y en 3D o en Enter the void, donde se involucra hasta límites peligrosos la yakuza japonesa de Tokio.
Este director Argentino radicado en Francia posee como pilar fundamental de su impronta un estilo cinematográfico muy particular que muestra la realidad de la violencia natural del ser humano de una manera primitiva y en su máxima expresión de crudalidad.
Sus obras, se han considerado como “poco digeribles”, por la manera en la cuál lleva la violencia al extremo de explícita, potenciando la sensación de desagrado y desconcierto.
Este director toma como eje principal, a los seres humanos como entes generadores de violencia y destrucción, desde el plano físico y explícito, como también desde lo psicológico y social, mostrando la violencia social contemporánea, y como ésta genera víctimas de descontento y odio. Convirtiendo a estos sujetos en autores y víctimas de actos de extrema violencia, graficando así, la decadencia del ser humano.
Las películas de Gaspar Noé gozan de una crudalidad impactante y es un director al cual es difícil sentir indiferencia ya que con solo 5 largometrajes ha logrado trascender en la conciencia de quienes ven su obra. Con juegos de cámaras que te hacen sentir como si flotaras y también a través de interesantes estructuras narrativas.
Es un director que te recomendamos revisar, sobre todo porque hace casi dos meses estrenó su última obra “Climax” , que nos muestra una escena parisina, de baile drogas y descontrol, a través de una interesante perspectiva con el nombre de Gaspar Noé grabado en cada detalle de la cinta.