Por. Nicolás O. García
El Shibari (縛り) o Kinbaku (緊縛) se define como una antigua práctica japonesa que consta en amarrar gente y suspenderla en el aire, siguiendo algunos principios técnicos y estéticos, y por lo general usando cuerdas de fibras naturales. Se considera una práctica fetichista o de bondage especialmente fuera de Japón, donde se mira extrañamente interesante, aunque en su país de origen es un arte que va muchísimo más allá de una simple práctica sexual.
El fotógrafo y performer nipón Kinoko Hajime parece ser toda una autoridad en el mundo del shibari, y es lo que trata de expresar en sus trabajos. En sus obras suele preocuparse de cada detalle, desde la decoración del interior al color de las cuerdas, pues su intención es transmitir los múltiples sentimientos y sensaciones que produce la esclavitud (siempre voluntaria).
Para Hajime, el shibari va mucho más allá del simple hecho de amarrar a alguien, para él es una práctica espiritual y artística que puede ayudar a las personas a crear otras conexiones más profundas que el contacto físico. Recientemente realizó una presentación en el Museo del Sexo en Nueva York, y una de sus últimas modelos en someterse a una sesión de shibari fue la rapera Brooke Candy, con quién también tomó registro fotográfico del momento. El japonés continúa documentando sus prácticas y acercándonos a ella, redefiniendo una tradición oriental y el bondage a través del arte.